¿A ver quién puede más?
Me llamo Jhonny Alberto Chi Cauich y trabajo en la escuela Lázaro
Cárdenas de la comunidad de Kantunilkín, Quintana Roo, responsable del sexto
grado grupo “B”.
Un día el supervisor informó en
la escuela que habían en varias escuelas
la oportunidad para cubrir grupos que por razones de prejubilación de los
titulares los alumnos no estaban teniendo clases regulares y esta situación estaba
causando inconformidad en los padres de familia ya que los alumnos no contaban
con maestros y los directores no podían atender a los grupos. Tampoco era
conveniente permanecer mucho tiempo con esta situación puesto que en meses
anteriores se habían suspendido clases debido al movimiento de la base
magisterial en contra de la reforma educativa.
Por esta razón, se boletinaron varias licencias prejubilatorias, las
cuales se otorgaron a los profesores interesados entre los cuales estaba yo y
fui asignado para cubrir una en la
escuela Rafael Ramírez Castañeda, turno vespertino.
El día 8 de octubre por la mañana nuevamente el supervisor se presentó
en la escuela primaria Lázaro Cárdenas y me informó que debía presentarme este
día en la escuela primaria Rafael Ramírez Castañeda para atender al grupo
del cuarto grado, debido a que los
alumnos tenían varios días sin maestro y
el director por cuestiones administrativas no podía atenderlo.
Al llegar a la escuela me dirigí al
director para informarle el motivo de mi presencia en la escuela. Después de
una breve plática el director me entrego
los expedientes de los alumnos, la lista de asistencia, la planeación que había
dejado la maestra. También me comento cual era la situación del grupo, así como
la problemática que existía entre algunos alumnos (conductual, necesidades
educativas especiales, inasistencias, poco apoyo de los padres de familia).
Posteriormente el director me presentó ante el grupo y cuando estuve frente al grupo les platique el motivo
por el cual estaba con ellos y no imaginé encontrarme con un grupo tan complejo
pues durante toda mi experiencia como docente nunca se me había presentado una situación similar y aun sin conocerla bien
me propuse hacer mi mejor esfuerzo para lograr buenos resultados.
Al paso de los días comprendí la magnitud del por qué el director
me había dado tantas referencias de las problemáticas existentes en el grupo ya
que debido a la dinámica disfuncional que hay en la mayoría de los hogares a
los cuales pertenecen los alumnos estos no mostraban ningún interés por la
cuestión académica, motivacional y de superación personal; así como de sus
planes a futuro. Dichas problemáticas incluían: niños agresivos tanto con sus
compañeros como con niños de otros grados e incluso con los maestros, apáticos aun
en actividades de recreación como educación física, gritones, flojos, groseros,
inasistencias, dormilones, incumplidos con las tareas, etc.
Al ver esta situación comprendí que era prioritario buscar y aplicar
estrategias para motivarlos, elevar su autoestima, establecerse metas y
esforzarse por lograrlas; reconociendo que únicamente a través del estudio
tendrán un futuro mejor en todos los aspectos, es decir, sentar bases sólidas
para que al abordar los contenidos
establecidos en la currícula mostraran disposición al trabajo y mejorara la
convivencia entre sus compañeros. Entre las estrategias aplicadas se programó
una reunión de padres de familia a la cual de un total de 27 padres citados únicamente asistieron
12 lo que reflejaba que lo que se observa en los alumnos se origina desde el
seno materno que tampoco contó con el apoyo necesario para cambiar esta
problemática con sus hijos, otra
estrategia fue la proyección de videos, frases motivacionales para luego
comentar el sentimiento que les provocaba y reflexionar sobre sus propias
acciones, también cada mes se trabaja con un valor para analizar las actitudes
positivas de practicarlas. A la par de todas estas actividades también se
implementó atención alterna a los alumnos que presentan rezago escolar (no
saben leer, escribir).
Al paso de los meses gradualmente toda
esta situación empezó a cambiar en beneficio de todos a tal grado que eso me
motivo a continuar con lo planeado y ya no considere la posibilidad de
renunciar a dicha licencia pues el reto daba indicios de ser superado a tal
grado que los niños me demostraban afecto, confianza y se percibía cierto grado
de respeto.
Actualmente, lo que antes consideraba problema, hoy día lo percibo como
una situación de aprendizaje en mi experiencia docente pues, cuando tomamos
estas problemáticas como situaciones que deben ser atendidas debemos siempre
pensar en qué hacer para buscar solución y no excusas para dejar de hacer ya
que el beneficio o perjuicio impacta
sobre todos aun cuando se piensa que no es problema nuestro así que: la próxima
vez que escuches o veas que alguien tiene un problema y creas que, como no es
tuyo, no debes prestarle atención... ¡piénsalo dos veces!
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